Desde 2009, a partir de las modificaciones al Código Civil, se hizo posible la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo.
Aunque reproducen los patrones de vinculación de las familias con padres y madres heterosexuales, las parejas del mismo sexo que logran concluir con el proceso de adopción en la Ciudad de México rompen con las prácticas de homofobia, asegura una investigación publicada en una revista de la UNAM.
Para el estudio “Variantes de la parentalidad de personas de la diversidad sexual y afectiva”, se hicieron entrevistas a parejas homoparentales de la Ciudad, donde desde 2009, a partir de las modificaciones al Código Civil, se hizo posible la adopción de niños por parte de estas parejas.
Se buscó conocer las dinámicas familiares que se construyen al interior de estos núcleos y se encontró que si bien se mantiene el sentimiento pertenencia, se terminan con los prejuicios hacia la homosexualidad.
“Los arreglos parentales de padres gays y madres lesbianas se configuran sobre los conocimientos de la cultura de género y el orden derivado de ella, así como de los mecanismos que evitan la desviación de la matriz heterosexual.
“De ahí que algunas de las prácticas de cuidado y crianza sean muy similares a las desarrolladas por padres o madres heterosexuales. Las diferencias son identificables cuando se reconoce la influencia e impacto de la homofobia y el homoprejuicio”, asegura la publicación.
Sin embargo, la crianza de menores por parte de parejas homoparentales, agrega el estudio, refleja prácticas que se han naturalizado ante la sociedad, como la construcción de género.
“De ahí que para las madres lesbianas no haya resultado difícil concebirse como madres, en tanto que para los varones gays la asunción de la paternidad estuvo obstaculizada por la concepción de esterilidad.
“La incapacidad anatómica de gestar y la falta de procesos que eduquen a los hombres sobre la paternidad desde la infancia”, explica.
En este proceso, los padres expresaron miedos en la crianza de sus hijos, que las madres lesbianas no dijeron sentir. Y mientras ellas buscan redes de apoyo entre seres queridos, ellos dijeron no sentirse cómodos pidiendo esta ayuda, detalla el documento.
“Las personas son generizadas y aculturadas con base en ideologías y prácticas androcéntricas producto del sistema patriarcal. Esta cultura de género impone ciertas prácticas y vectores de poder para evitar la desviación de las normas sociales”, explica.
El ser padre o madre es un anhelo, añade, por lo que se debe reconocer el derecho que estas parejas tienen de adoptar, no sólo en el marco legal, también apoyando el cambio de concepto tradicional de familia.
“Las nuevas generaciones de personas de la diversidad sexual ya reconocen los derechos a la parentalidad y los asumen como propios”.
Fuente: Luces del Siglo